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¿Por qué migran los hondureños?

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La migración no es un fenómeno nuevo, es un hecho de antecedentes históricos, pero que en las últimas décadas se ha convertido en un problema de graves consecuencias, nunca antes como ahora, la gente abandona sus países con la esperanza de encontrar en otras tierras las condiciones para una vida digna.

En Honduras, de acuerdo a reportes oficiales de las organizaciones de apoyo se estima que son al menos 400 los hondureños que a diario abandonan el país de manera irregular en busca de mejores opciones, unos se quedan en México y otros se arriesgan en la travesía rumbo a Estados Unidos, las causas son las mismas, van huyendo de la pobreza, la inseguridad, la falta de oportunidades laborales, de la crisis económica y social.

La novedad en los últimos años es que los hondureños con anhelos de mejores tiempos se agruparon en caravanas, tomaron lo poco que tenían y marcharon masivamente, hombres, mujeres, niños y ancianos, le mostraron al mundo una realidad que es innegable, y que lejos de ser sujetos de crítica y descalificación, deberían ser un motivo de reflexión y cambio entre ciudadanos y gobernantes.

Desinterés gubernamental

Hace poco más de dos años, (julio 2019), los Cancilleres del Triángulo Norte de Centro América anunciaron acuerdos orientados a crear una campaña masiva para frenar la migración irregular rumbo a Estados Unidos, sin embargo, y a pesar de que se dijo se tenía una estrategia conjunta, esta parece haber quedado en simple papel.

En ese momento se hablaba de una ambiciosa iniciativa para promover el desarrollo económico y la inclusión social, se planteaba para el caso, dar seguimiento personalizado a quienes regresaban deportados a fin de promover su reinserción laboral como mecanismo para frenar las intenciones de volver a expatriarse, poco o nada se sabe en la actualidad sobre esto.

Desempleo y pobreza agudizan la crisis

Reportes del Foro Nacional para las Migraciones en Honduras indican que el desempleo es la principal causa que obliga a los hondureños a salir del país de manera irregular, el 70 por ciento de los que se van son jóvenes con limitadas oportunidades.

Sin duda hay que hacer un especial énfasis en las desigualdades sociales que en el país son amplias, basta remitirse a un reciente informe del Foro Social para la Deuda Externa de Honduras (FOSDEH) en el que se refleja que contrario a los números estatales, la pobreza en el país ya alcanza a más de seis millones de personas.

De acuerdo a la misma organización, la crisis de pobreza se ve agudizada por una política fiscal perversa, que somete a los que menos tienen, de hecho, el FOSDEH plantea que Honduras es el país con la más alta carga tributaria de la región.

Otro factor considerable ligado a la migración obligada es la inseguridad, Honduras sigue siendo uno de los países más afectados por la violencia a pesar de que el presupuesto asignado para este renglón es el más alto del estado, por encima de sectores verdaderamente prioritarios y vulnerables como educación y salud.

Esto debe ser motivo de preocupación y de inmediatas y concretas acciones para el beneficio social, los testimonios conocidos reflejan la decepción y la impotencia de quienes son los principales perjudicados por las políticas económicas y sociales inescrupulosas que favorecen a unos pocos y perjudican a las mayorías.

¿Qué hacer para frenar la migración irregular?

Los gobiernos deben poner sus “barbas en remojo” y volver sus ojos a las principales necesidades de la población, más allá de discursos oficiales, las respuestas deben ser contundentes ante un problema cuyas raíces son estructurales.

Con todo y la frialdad con la que el tema ha sido abordado desde algunos sectores políticos y gubernamentales, es imposible no sorprenderse ante las imágenes de miles de hombres y mujeres junto a sus niños y ancianos, andando sobre el pavimento, soportando las inclemencias del tiempo, deshidratados, mal alimentados, pero con la firme convicción de no querer regresar a su país.

Coincidimos con quienes advierten que el Estado debe inmediatamente replantear su política de inversión en materia de desarrollo social, generando verdaderas oportunidades de crecimiento y mejoría económica y no creando dependencia política mediante bonos y programas compensatorios que no tienen efecto en la reducción de las cifras de pobres.

La solución a la crisis migratoria pasa únicamente por el accionar de los países, mientras los gobiernos permitan que la brecha social se siga ampliando las dificultades serán mayores, no se trata solamente de mejores controles fronterizos, tampoco esperar que del extranjero vengan a resolver nuestros problemas, sino de gobernar con justicia, con equidad y pensando en la gente.

Los gobernantes deben darse cuenta de una vez por todas que de no poner atención a las necesidades de la gente, este será un fenómeno recurrente, ya que para muchos, en el caso de Honduras, ya no solo van en busca de un sueño americano, sino que huyen de su pesadilla hondureña.

@aldoro/aldoromerohn@gmail.com