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Política y religión; un matrimonio disfuncional

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Por: Aldo Romero/Periodista y Catedrático universitario.

Sobre esta alianza muy visible en las ultimas décadas se ha dicho mucho, no se puede asegurar a ciencia cierta si la política envolvió a la religión y a los lideres religiosos para efectos de manipulación de las masas y credibilidad ante ellas o si por el contrario, fueron los lideres eclesiásticos quienes perdieron el sentido de su llamado y abandonaron de manera total o parcial los pulpitos para sentarse a la mesa de los políticos.

Quizás la introducción de este articulo sea demasiado fuerte o drástica porque no es correcto generalizar, de repente esta apreciación contrasta con los resultados de encuestas que ubican todavía a las iglesias como las instituciones con mayor credibilidad entre los hondureños, preocupante seria que no fuese de esta manera.

Las iglesias y sus líderes son llamados a ser luz en medio de un mundo que camina en tinieblas, ese es un mandamiento bíblico, el mismo Jesús dijo a sus discípulos “He aquí os envió como ovejas en medio de lobos, sed pues prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16), haciendo una clara referencia a que los creyentes que hacen la voluntad de Dios son “apetitosos bocados” para mucha gente, entre ellos los lideres políticos.

Los animales utilizados como ejemplo en el versículo anterior nos dejan una enorme enseñanza, la serpiente tiene características interesantes, una visión muy desarrollada, un olfato muy agudo y un sentido de alerta ante el peligro, de allí que el llamado a los cristianos  y al liderazgo religioso es a ser prudentes y no dejarse absorber por el entorno, la paloma por su parte simboliza al Espíritu Santo y en lo espiritual tiene que ver con el discernimiento que es entre otras cosas, la capacidad de entender y diferenciar  lo que es bueno y lo que es malo.

Este ejemplo parece seguir muy vigente hoy en el país, los lideres políticos que antes cuestionaban las posturas de la religión en asuntos exclusivos del estado, hoy buscan afanosamente el apoyo de su liderazgo para legitimar posiciones y suavizar su impacto entre las masas, algunos religiosos por su parte, perdieron de vista el enfoque de su llamado y disfrutaron de los deleites que produce el sentarse a la mesa de los gobernantes y ejercer en ellos influencia.

Que el religioso se acerque al político para dar consejo y cobertura no es malo, o para denunciar cuando algo no se hace de la manera correcta, ese fue el ejemplo de Jesús en su ministerio terrenal, la Biblia dice de Él, que era compasivo de las multitudes porque caminaban como ovejas sin pastor (Mateo 9:36), el relato relaciona que estas ovejas eran hombres y mujeres oprimidos por el liderazgo político y religioso cuyas acciones eran las de “lobos depredadores” acostumbrados a proteger su territorio y  que representaban un peligro inminente para aquellos que buscaban invadirlo.

La fe y la política si bien persiguen en teoría el mismo fin (el bienestar social), tienen caminos  diferentes, la fe se mueve por el amor, la compasión, el bien y la misericordia, el anhelo de la paz, el gozo, la bondad, la paciencia, la política por su parte se mueve por la influencia, el dinero, la corrupción, el bien de unos pocos y el mal de los muchos, el interés y la avaricia, el egocentrismo, el amor al dinero y a los placeres y deleites temporales, por eso la fe y la política no pueden caminar de la mano,  y un verdadero líder religioso no puede ser parte de una manada de lobos, por que su llamado es a cuidar de las ovejas.