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Marco Aurelio; cinco lecciones para una clase política en deterioro

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Enero suele ser para este servidor un mes de calma, de reflexión y descanso, al menos por unos días esta pausa me permite encontrarme conmigo mismo y definir el rumbo que debo tomar en el plano personal, familiar y profesional para el año que inicia.  

Como soy un asiduo lector estos espacios se aprovechan para dedicar mas tiempo que de costumbre a la lectura de textos especiales, esos que no se dejan para distribuir sus páginas entre varias semanas o meses, no, para nada, hay libros que se toman y no se sueltan, corrijo, te toman y no te sueltan, te atrapan hasta que se termina con el análisis y la relación de lo que esa parte de la historia significa para la época actual.

He cerrado el año leyendo, analizando, reflexionando las “Meditaciones” de Marco Aurelio, referente de los famosos círculos de poder de la Roma Imperial y que trascendió a la historia como el ultimo de los llamados “cinco emperadores buenos” y cuyo mandato estuvo caracterizado por el servicio al pueblo promoviendo reformas que estaban orientadas a mejorar la calidad de vida de los más desfavorecidos.

La apasionante lectura lamentablemente se vio interrumpida por momentos ante las noticias (de las que es difícil desconectar) sobre un nuevo capitulo de la escandalosa agitación política que es ya una constante en el país y en donde los lideres de los partidos se sumergen en una compleja danza de ambición y búsqueda desenfrenada de poder, característica que identifica también a muchos países latinoamericanos.

Por tanto, decidí hacer un breve ensayo no específicamente desde el ámbito literario, sino desde la perspectiva periodística pretendiendo con esto ilustrar a los lectores sobre como los valores de la buena política se han ido desvaneciendo en un entorno político que cíclicamente es inmune a las lecciones de la historia.

En sus «Meditaciones», Marco Aurelio comparte lecciones cruciales sobre el ejercicio del poder y la responsabilidad de aquellos en posiciones de autoridad y a continuación exploraremos de manera breve, cómo estas se alejan de las prácticas de una clase política muy a menudo criticada por su falta de ética, transparencia y desinterés social.

Inicialmente la lección de servicio y responsabilidad; Marco Aurelio destaca la importancia de la responsabilidad asignada a quienes están en posiciones de autoridad de servir al pueblo, en contraste, muchos políticos perdieron de vista este principio fundamental, centrándose en la acumulación de poder, riqueza y beneficios personales en lugar de abordar las necesidades reales de la población.

Una segunda lección; la justicia social y la equidad, principios que el “emperador filosofo” considera esenciales, sin embargo, en nuestra realidad la brecha entre ricos y pobres se amplía, y las políticas adoptadas no siempre buscan abordar de manera efectiva la pobreza y las desigualdades sociales.

En tercer lugar, la sabiduría en la toma de decisiones; que es una lección clave para el liderazgo político cuyas ejecutorias y acciones han estado marcadas por decisiones impulsivas y falta de planificación, lo que ha llevado a consecuencias perjudiciales para el bienestar de la sociedad.

La cuarta enseñanza y quizás la de mayor impacto a mi juicio es la honestidad y transparencia en el gobierno que como bien plantea el autor son valores primordiales, en contraste, nuestros países se ven sacudidos por numerosos escándalos de corrupción y falta de transparencia en la gestión de fondos públicos que han erosionado la confianza de la población en sus líderes políticos.

Finalmente, la templanza para ejercer el poder; el autocontrol y la moderación son virtudes que Marco Aurelio enfatiza como exigencias inexcusables, lamentablemente, nuestra historia política es testigo presencial de líderes que abusan de su poder, llevando a las sociedades a situaciones de autoritarismo y opresión en lugar de actuar con la templanza que propone el filósofo romano.

La pregunta es recurrente, pero vale la pena formularla, ¿estamos condenados a repetir los mismos errores o estamos dispuestos a aprender de las lecciones de la historia?

Va llegando la hora de exigir de la clase política un proceder de responsabilidad, transparencia, justicia, de servicio al pueblo y de conexión con los valores trascendentes que pueden y deben guiar nuestras acciones.

La renovación ética en la política no será un camino fácil, pero es un camino necesario, cada ciudadano debe ser un agente activo para cuestionar, participar, y exigir un liderazgo que refleje el país que anhelamos, llega el momento de transformar la narrativa política en una realidad en donde la ética y la responsabilidad no sean meras palabras, sino pilares fundamentales de la democracia.