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La ética en la información

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Por: Aldo Romero/Periodista y Catedrático Universitario.

Múltiples temáticas se agrupan bajo los conceptos de ética y comunicación, pero en el caso particular de los periodistas y los medios masivos, la relación de ambos trasciende más allá del ejercicio profesional, al grado que desde diferentes sectores se ha obligado al debate y la reflexión de algunos criterios que como la responsabilidad social, la difusión de información oportuna y veraz,  y la formación de opinión pública, son vitales hoy en día.

Aunque la ética es un conjunto de valores y patrones de comportamiento inherentes a todos los ámbitos en los que el ser humano se desenvuelve, su aplicación en el campo del periodismo y las comunicaciones adquiere cada vez más un renovado interés, tal es así, que algunos estudiosos afirman que la crisis de relaciones que hoy experimentan las sociedades, se debe en gran medida a la falta de complementariedad entre la ética y las buenas practicas comunicativas.

William Bernbach, reconocido publicista estadounidense y considerado uno de los principales precursores de la publicidad y la mercadotecnia, dijo en una ocasión que “Todos los que usamos los medios de comunicación masiva, damos forma a la sociedad. Podemos hacer vulgar a esa sociedad, embrutecerla o ayudarla a elevarse a un nivel superior”.

Los argumentos de Bernbach son tan vigentes y reales como la exigencia ciudadana por una información construida a base de hechos visibles y comprobables, de allí que la prioridad de los medios y los periodistas, como generadores y modificadores de conductas, deba estar concentrada en el cambio social, en las necesidades informativas ciudadanas.

El impacto de la comunicación y la información en las sociedades es enorme, los periodistas debemos estar completamente consientes, que durante el ejercicio de nuestra profesión, somos parte fundamental en el desarrollo de las democracias, por tanto, la ética periodística no puede estar ausente en la recolección, jerarquización y divulgación de contenidos, esta responsabilidad con el oficio y con la gente, nos obliga a privilegiar la verdad, la transparencia y el cotejamiento de las fuentes.

No es desconocido sin embargo, que los avances tecnológicos de la última década, han provocado enormes transformaciones sociales y con ellas algunos desequilibrios que por un lado afectan de manera directa las normas éticas en el manejo de los enfoques informativos y por otro, limitan el derecho de la población por acceder a información confiable.

Como ejemplo de lo anterior, sectores sociales independientes cuestionan y denuncian que desde los gobiernos se tejen macabras intensiones por ejercer en muchos casos, un abusivo control de la información a través de normativas legales que permiten o facilitan la imposición de una agenda oculta acorde a intereses políticos o gubernamentales, de igual forma el crecimiento de la industria de las noticias falsas, liderada por sectores políticos para desprestigiar, denigrar o crear incertidumbre social.

La misma actividad periodística, como profesión, se ha visto sometida a un preocupante proceso de deterioro al punto de que algunos se han dado a la tarea de autodefinir o identificar áreas de la comunicación, política, corporativa o militante, como si se tratase de periodismo profesional.

Los medios de comunicación y los periodistas, no podemos perder de vista que nuestra actividad comunicativa es un servicio público, esa es la esencia que nos caracteriza, la ética profesional debe ir de la mano con la información, esto implica retomar la misión de construir agendas propias enfocadas en los principales problemas que impiden a la sociedad elevarse a un nivel superior.