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Honduras; emergencia sanitaria sin liderazgo ni estrategias

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Por: Aldo Romero/Periodista y Catedrático Universitario

Uno de los reclamos que a menudo se hacen al liderazgo político hondureño y particularmente a los gobernantes, es su escasez de visión para escoger a las personas que les acompañarán en la difícil tarea de gobernar, de manera regular en los puestos públicos se asignan a los activistas, a los amigos a los recomendados por compromisos previos.

La versión más reciente de esta crisis de liderazgo en Honduras se vive desde el propio Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SINAGER) a cuya estructura operativa se le delegó la misión de dirigir una estrategia de emergencia sanitaria en combate a la pandemia del nuevo Coronavirus COVID-19, pasando por alto la responsabilidad inmediata que por la naturaleza del tema correspondía a la Secretaria de Salud.

El problema es que a nivel sanitario, por alguna extraña razón, los gobiernos no han logrado encontrar a profesionales de la salud, con amplia experiencia teórica y práctica en estrategias de dirección y visión de futuro para administrar esta cartera ministerial, de allí que el sector sanitario hondureño se encuentre en franco deterioro y al borde del colapso.

La incertidumbre y la zozobra que se genera desde el SINAGER con el manejo, a criterio casi general, inadecuado de esta crisis, es solo el reflejo de no saber delegar, de gobernar con amistades aunque no tengan experiencia en el campo, es la permanente venda en los ojos de quienes asumen los cargos públicos como si se tratase de un negocio o actividad personal de bajo riesgo.

Quienes gobiernan parecen no entender que una de las características fundamentales que debe identificar a todo líder es la habilidad de delegar responsabilidades en aquellas personas cuyo potencial pueda ser desarrollado y aprovechado en beneficio de otros, delegar es un arte, implica creer en otros, aprender a confiar en otros, sin embargo, antes de encargar a alguien una asignación, hay que saber escoger a las personas idóneas.

En la etapa de seleccionar a un equipo de trabajo o gabinete de gobierno, los mandatarios deben tener el tacto y la visión para escoger sabiamente a personas que tengan experiencia y que han destacado con éxito en el área en la que se les solicita, gente con la mayor información y conocimiento posible sobre la actividad que se les delega y que asuman la labor asignada como un verdadero reto aunque sea muy sencilla.

Cuando un líder comisiona un trabajo a otros, les está entregando gran parte de su autoridad y poder, por tanto debe estar seguro que será bien representado por quienes actuarán y tomarán decisiones en su nombre y además le representarán legalmente.

Del otro lado, todo hombre o mujer que recibe una autoridad delegada como funcionario público, asume el compromiso de servir bajo la obligatoriedad de no abusar de la responsabilidad asignada, de ayudar a liberar la carga del líder, de ofrecer su trabajo en beneficio de otros y de conseguir los resultados deseados rindiendo permanentemente cuentas de su trabajo.

Mientras los gobernantes no tengan en cuenta que para alcanzar los mejores resultados en la gestión pública se necesita un cambio de actitud en la forma de liderar, el país seguirá caminando detrás de las crisis y poniendo en riesgo la seguridad y la vida de las personas tal y como en la actualidad acontece en el sector salud, no se puede aspirar a cambios positivos practicando los mismos vicios.